Reflexiones de bebés
El esfuerzo
Paco Abril
Pongamos que me llamo Hugo y que tengo 2 años y 11 meses.
Trato de averiguar el significado de una palabra que me intriga sobremanera. Los adultos la dicen mucho. La digo yo alto y claro: ¡ESFUERZO! Ésa es la palabra, ¿qué significará?
La he oído repetir muchas veces a personas mayores. Afirman, muy serios, que los niños de hoy no se esfuerzan nada. ¿Qué querrán decir? Deduzco, por el tono de voz con el que la exponen, que el esfuerzo debe de ser algo bueno que se aplica poco.
Intento averiguar su significado. Me interesa y me afano en buscar una respuesta. Pienso en ello mientras trato, una y otra vez, de levantar una torre con piezas de madera. A veces cuando ya casi conseguí construir un rascacielos, ¡pumba!, se me derrumba todo, pero yo sigo construyendo y sigo preguntándome: eso del esfuerzo, ¿qué será?
Y suscita más mi curiosidad volver a oír a los mayores repetir como el loro que vive en una pajarería de mi barrio: “Los niños ya no se esfuerzan, ya no se esfuerzan, no se esfuerzan”. Y me pregunto qué significará hasta cuando trato de trepar por una pared de escalada que pusieron hace poco en el parque. Subo un poco, resbalo, me canso, ¡uf!, es difícil, pero, a pesar de todo, insisto.
Lo peor es cuando tengo que soportar a “Tunopuedes”. Le he puesto ese nombre a un niño mayor, de unos 6 años, que cuando ve que no lo consigo empieza a gritar con voz chillona: “¡Tú no puedes, pequeñajo, esto es para mayores!”. Y para demostrar lo bien que lo hace él, sube con agilidad hasta arriba. Y desde las alturas vuelve a gritarme en plan chulito: “¡Vete a otro sitio, enano, que esto no es para bebés!”.
Y aunque me dé rabia y me canse, no hago caso al aguafiestas de “Tunopuedes”, y vuelvo a probar. No me rindo. Continúo, testarudo, procurando conseguirlo. Mi madre sigue mis progresos y me dice sí con la cabeza cada vez que reemprendo la escalada. Y ese “sí” me da energía para seguir intentándolo.
Vuelvo a lo que comentaba antes: hasta cuando estoy trepando con la lengua fuera y agotado me viene a la cabeza la pregunta: ¿qué es el esfuerzo?
La verdad es que no me importa no saberlo ahora mismo. Sé que, si persevero, lo podré averiguar, igual que podré llegar a lo alto de la montaña del parque.